Muchos patrones alimenticios y dietas van y vienen, usualmente impulsados por modas o personajes famosos. Pero pocas han demostrado ser tan saludables como la Dieta Mediterránea. Esta dieta es propia de las poblaciones aledañas al Mar Mediterráneo como España, Italia, Marruecos, y Grecia y ha sido declarada por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Diversos estudios científicos apuntan a que la alimentación de dichas poblaciones contribuyen de manera importante en la salud y calidad de vida de quienes la consumen.
Los pilares de la dieta Mediterránea pueden resumirse en 10 puntos:
1. Consumir alimentos vegetales en abundancia: frutas, verduras, hortalizas, legumbres y frutos secos. Se recomienda consumir cinco raciones de frutas y verduras al día.
2. Los cereales: pan, pasta, arroz y sus productos integrales, son alimentos imprescindibles por su alto contenido en hidratos de carbono complejos y deben consumirse diariamente.
3. Utilizar el aceite de oliva como grasa de elección en la elaboración y preparación de todo tipo de platos.
4. Consumir pescado regularmente y huevos con moderación.
5. Consumir diariamente una cantidad moderada de productos lácteos.
6. Consumir ocasionalmente carnes rojas y a ser posible formando parte de platos a base de verduras y cereales.
7. Preferencia por alimentos poco procesados, frescos y elaborados para realzar su sabor, aroma, color y textura.
8. La fruta fresca debería ser el postre habitual, y reservar los dulces y postres para ocasiones especiales.
9. El agua es esencial en nuestra dieta. El vino es un alimento tradicional en la dieta mediterránea pero debe tomarse con moderación y siempre con las comidas.
10. Llevar una vida activa realizando ejercicio físico diariamente contribuye a mantener un peso adecuado e incrementar los beneficios de este tipo de alimentación.