Blog deMaría Victoria

La educación nutricional es básica para lograr hábitos saludables.

¿Debemos poner a dieta a los niños con obesidad?

martes, 26 de enero de 2021

Te voy a contar dos secretos sobre la obesidad infantil que quizá no sabes. 

Empiezo por el primero. ¿Sabías que… hay enfermedades que, en algunas personas, no muestran daño visible hasta pasados unos años desde su debut? Esto es lo que se conoce como patologías silenciosas. Cursan sin hacer ruido, o lo que es lo mismo, sin generar síntomas notables. La obesidad y el sobrepeso infantil son una de ellas. Esta patología es además uno de los problemas más importantes de salud pública del siglo XXI. No obstante, aunque las enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad (diabetes, hipertensión arterial, depresión etc) suelan dar la cara años más tarde, son muchos los niños que las sufren desde pequeños.

A nivel mental, se observa que los niños con obesidad presentan mayor riesgo de depresión, ansiedad, baja autoestima y otras alteraciones mentales como desórdenes en su conducta alimentaria.

En el plano físico, se observa un incremento del riesgo de diabetes tipo II (típico del adulto), trastornos del aparato locomotor y alteraciones inmunológicas entre otras.

Infravalorar todas estas consecuencias, explica en parte, la poca importancia que se da a su prevención. Cuando es la mejor forma de frenar su aparición y desarrollo. Esto se debe a varios factores. Uno de ellos relacionado con los hábitos que suele haber detrás de esta patología, y otro, con los de la propia fisiología de la obesidad.

En relación a esta última, es interesante que conozcas los dos procesos que se pueden dar cuando aumentamos nuestros depósitos grasos: hiperplasia (aumento del número de células grasas o adipocitos) o hipertrofia (aumento del tamaño de las células ya existentes).

En la etapa infantil y la adolescencia predomina la hiperplasia. Es decir, es más fácil que los adipocitos al aumentar su tamaño se dividan. Por el contrario, en los adultos este es más difícil, pudiendo aumentar el tamaño de las células sin que se produzca la división. Teniendo en cuenta que en la edad adulta el número de células grasas es prácticamente el mismo que el alcanzado durante la adolescencia, y que la pérdida de peso por sí misma no induce una reducción del número de adipocitos, la prevención del sobrepeso y la obesidad infantil es fundamental. Espero no haberte liado mucho con estos conceptos, pero los veía necesarios para que entendieras porqué es tan importante actuar antes de que la herida sea más difícil de sanar.

En resumen, tanto por el aspecto fisiológico como por la importancia de crear conductas saludables desde que son pequeños, la prevención del sobrepeso y la obesidad infantil es una responsabilidad que nos compete a a todos.

No esperemos a que esos niños se hagan mayores. No esperemos a que peguen el estirón (esta es una justificación errónea). No esperemos a que les cueste más cambiar sus elecciones dietéticas.

El momento es ahora. Para todos los peques por igual y con independencia de su composición corporal.

Ahora que ya sabes el primer secreto, voy a contarte el segundo. ¿Estás preparado?

Quizá estés pensando que a aquellos niños con sobrepeso u obesidad hay que ponerles a dieta; ¿lo crees? Pues no. Y no solo no hay que ponerles a dieta, sino que te lo desaconsejo totalmente. Y esta es la segunda incógnita que tenía ganas que supieras.

Los niños, al igual que los adultos, no necesitan ponerse a dieta para perder peso. Lo que necesitan es: comprensión, empatía y educación en hábitos saludables.

La dieta para perder peso prohibe, demoniza y pone el foco en la comida como medio para cambiar nuestro cuerpo. Enseñar a los niños que debemos usar la alimentación con esta connotación y propósito no fomenta una relación saludable con la alimentación.

Sé que todo esto puede resultarte difícil. Más complejo aún si tú también has experimentado el malestar que produce sentir que no tienes un peso saludable. Quizá esa incomodidad quieres que no esté presente en tus hijos, y ese deseo, te lleva a buscar la solución en las dietas. Porque piensas que en estas está la solución.

Te entiendo. Sin embargo, lo que verdaderamente les ayudará a prevenir, frenar o mejorar esta alteración y a gozar de un buen estado de salud físico y mental, es la promoción de unos hábitos de vida saludables. Hábitos que tiene que verte practicar a ti y al resto de la familia. Sí, nosotros somos su mejor ejemplo. Además de practicar conductas saludables en familia, es importante promover un hogar sin dietas. Evita hablar de restricciones alimentarias, alimentos malos o productos prohibidos. Tampoco le hagas creer que el cuerpo mide su valía. Y sobre todo…evita juzgarle, regañarle o culparle por comer alimentos que crees que no debería.

Seguir todos estos consejos podrían ayudarle no solo a prevenir esta enfermedad, sino también otras como los trastornos del comportamiento alimentario.

Sumado a lo que ya te he contado, ¿qué más cosas pueden ayudarnos a frenar el sobrepeso y la obesidad infantil?

1. Pedir ayuda profesional. Es necesario que el diagnóstico sea realizado por un sanitario (pediatras, médicos endocrinos y/o nutricionistas). Lo que tus ojos vean o interpreten, no siempre se corresponde con la realidad. Es importante que el profesional que elijas no ponga el foco en los percentiles o el IMC y tenga en cuenta otras muchas variables. Y sobre todo, que no responsabilice al pequeño de su alteración. Junto con esto, y por todo lo que te he contado, te recomiendo huir de profesionales que te recomienden ponerle a dieta. Para evitar esto último, te aconsejo contar con el apoyo de un nutricionista especializado en alimentación infantil y educación alimentaria. 

2. Practicar una alimentación saludable en familia. El peque no tiene que comer diferente a vosotros o sentir que sigue una alimentación especial para perder peso. Tampoco le obliguéis a comer alimentos que no quiera, ni le prohibáis otros que son menos saludables. La clave está en llenar la despensa, el frutero y los platos de opciones saludables, a la vez que ricas y atractivas. La exposición repetida favorecerá su elección de forma autónoma. Si necesitas ayuda extra en este punto, echa un vistazo a mi artículo PASO A PASO HACIA UNA VIDA SALUDABLE.

3.Promocionar la práctica de ejercicio físico a través de actividades que le diviertan. Evitar que estas sean una obligación para él o ella, y que al contrario, se conviertan en un hobby que disfrutáis juntos. 

4.Incentivar la vida activa. Siempre que sea posible, es mejor que vayáis andando al colegio, al polideportivo o a ver a sus abuelos. También es buena idea que subáis las escaleras en lugar de coger el ascensor, o compartir tareas del hogar que sean compatibles con su edad y responsabilidades. Todo esto le ayudará a incrementar su actividad diaria (y a vosotros también :)). 

5. Escuchar y atender sus emociones. Los niños, al igual que nosotros, sienten y se emocionan. Es importante ofrecerles un espacio para que compartan con nosotros cómo se sienten y qué les preocupa. En ocasiones y con frecuencia en la obesidad, detrás de una conducta alimentaria desadaptativa, se esconde una inadecuada gestión emocional.

En conclusión y a modo de resumen, la mejor receta para prevenir/tratar el sobrepeso y la obesidad infantil, no es otra que la de enseñarles a disfrutar de un estilo de vida saludable. Y para lograrlo… el cambio empieza en vosotros. Este es sin duda el mejor regalo que podemos hacerles a lo largo de su vida; ¿no te parece? Podéis contactar conmigo para cualquier aclaración a través de mi página web. Os espero!!

¡Alcanza tus objetivos con el mejor seguimiento!
María Victoria
María Victoria
La educación nutricional es básica para lograr hábitos saludables.