Al escuchar la palabra antioxidante muchos pensamos en prevención de enfermedades. Así que no estamos muy lejos de eso porque un antioxidante es una sustancia que forma parte de los alimentos de consumo cotidiano y que puede prevenir efectos negativos en nuestro cuerpo. 

     La vitamina E y la vitamina C son antioxidantes y las podemos conseguir en los siguientes alimentos: aguacate, aceite de oliva, arroz integral, frutos secos, acelgas, tomate, cítricos (limón, lima, naranja, mandarina, pomelo, kiwi, fresa y guayaba).

     El beta-caroteno también es una sustancia antioxidante y lo podemos conseguir en la zanahoria, calabaza (auyama), boniato (batata), espinacas, mango y melón.

     Hay otros nombres más científicos de los antioxidantes como los polifenoles y los fitoestrógenos. Dentro de los polifenoles están los flavonoides y los taninos y dentro de los fitoestrógenos están las isoflavonas, los lignanos y también flavonoides. Algunos alimentos que los contienen son: manzana, pera, ajo, cebolla, avena, calabacita (calabacín), remolacha (betabel), frijol, cacao, arándanos, grosellas rojas y grosellas negras, moras, frambuesas y el tomate. 

   También en las hiervas podemos conseguir estas sustancias: flor de Jamaica (hibiscus), ginseng, ginko, sauco, hierbabuena, albahaca, verdolaga y té verde.

     El consumo constante de alimentos que aporten estos antioxidantes van a ayudar a combatir los efectos negativos externos que afectan a nuestro organismo. Asi que llevando una variada y equilibrada alimentación e incorporando tres o cuatro raciones de frutas diferentes todos los días podemos garantizar un consumo de estas sustancias llamadas antioxidantes.